Este será el primer proceso de revocación de mandato en la historia de México y resulta un precedente necesario para que el pueblo pueda evaluar el desempeño de sus gobernantes.
Un acto fundamental de la democracia es darle voz a las y los ciudadanos y hacerlos participar en la toma de decisiones a nivel local, regional y nacional. En vísperas del primer proceso de revocación de mandato en la historia de México, vale la pena recordar cuáles son los motivos por los que este ejercicio resulta imprescindible.
Primero, es importante mencionar que la consulta popular se enmarca como un derecho humano para que las personas cuenten con un mecanismo de democracia participativa —complemento de la democracia representativa—.
Por ello, la participación del pueblo en temas de trascendencia nacional es elemental para que su voluntad pueda incidir en el debate y especialmente en las decisiones que adoptan los organismos representativos del Estado.
Esta será la primera vez que el pueblo podrá decidir sobre la continuidad del Presidente de la República; se trata de un ejercicio democrático sin precedentes y trascendental para la vida política de las y los mexicanos.
Además, esta clase de resoluciones le competen directamente a la sociedad en general, de modo que la forma más responsable y transparente de llevarlas a cabo es por la vía democrática, sometiéndose al derecho y, claramente, a la Constitución.
La consulta popular de revocación de mandato es en sí misma un precedente necesario para darle la voz al pueblo y que de esta manera, pueda evaluar el desempeño de sus gobernantes.
Este proceso representa un hecho histórico y es una muestra más del avance democrático que está viviendo México bajo el gobierno de la Cuarta Transformación. En democracia, el pueblo manda, el pueblo pone, el pueblo quita y el pueblo decide.