Lorenzo Córdova, titular del Instituto Nacional Electoral (INE) y el consejero, Ciro Murayama —afines al PRIANRD—, insisten en tener protagonismo frente a las elecciones más grandes del país. Su hambre de cuadro ha afectado considerablemente la percepción que tiene el pueblo mexicano sobre el arbitraje electoral.
Ahora, como parte de la «guerra sucia» que han emprendido en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido, han amenazado con imponer una multa de 615 mil pesos o arrestar por 36 horas al jefe del Ejecutivo por supuesto desacato.
Esta partidista y excesiva medida está fuera de toda proporción. Lorenzo Córdova ha utilizado al organismo electoral para atacar al mandatario federal y mediante un comunicado «ha creído conveniente y oportuno» censurar a López Obrador ordenándole apegarse a la veda electoral, a pesar de que este último no la ha desobedecido.
Es más que evidente el sesgo político bajo el cual los consejeros prianistas del INE pretenden amedrentar al gobierno de la Cuarta Transformación.
No les bastó con bajar de manera arbitraria y desproporcionada las candidaturas de algunos aspirantes morenistas por unas cuantas publicaciones de Facebook (atentando contra el derecho constitucional de votar y ser votado), sino que esta vez amenazaron sin fundamento alguno al Presidente con el fin de silenciarlo en su ejercicio de libre expresión.
Lorenzo Córdova y Ciro Murayama han dejado de ser árbitros y se convirtieron en actores políticos que ponen en riesgo no solo a la institución electoral, sino también a la democracia del país.