Apps de delivery evaden sus obligaciones y se enriquecen a costa de la explotación laboral

Detrás de los supuestos beneficios que te pueden brindar las apps como repartidor, nos encontramos con empresas que evaden sus obligaciones laborales disfrazando a sus empleados de “socios” para explotarlos y enriquecerse a costa de su trabajo.

Las apps de delivery como Uber Eats, Rappi y DiDi Food, se han expandido hasta llegar a diversas entidades de la República Mexicana y aunque se presentan como un mecanismo para que cualquier persona pueda ganar dinero de forma “flexible” y sin complicaciones, la realidad es muy distinta. 

Dichas plataformas carecen de toda prestación social como el derecho a recibir atención médica, a la vivienda y al ahorro para el retiro. 

En sus páginas se resaltan frases como: “sin jefes”, “sin horarios” y “ganancias cuando las necesitas”, pero detrás de los supuestos beneficios que te puede brindar la aplicación, nos encontramos con empresas que evaden sus obligaciones laborales disfrazando a sus empleados de “socios” para explotarlos y enriquecerse a costa de su trabajo.

Información consultada revela que en Oaxaca, por ejemplo, son al menos 750 personas las que trabajan como sociorrepartidores que involucran a las tres apps ya mencionadas. 

Sus trabajadores tienen que conseguir el vehículo —ya sea una moto, un auto o una bicicleta— en el cual se transportarán y pagar su mantenimiento y reparaciones en caso de algún daño. Además, los pedidos tienen que ser entregados “de la mejor forma” y en un tiempo determinado. 

Lo que reciben a cambio las y los repartidores es indignante: tienen un ingreso semanal de aproximadamente cuatro mil pesos a los que se les debe restar impuestos, penalizaciones por errores o demoras de entrega. Aunado a esto, las aplicaciones les retienen a sus repartidores cierto porcentaje de Impuesto Sobre la Renta (ISR) y en caso de no entregar Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y Clave electrónica, las apps les retienen el 30%. 

Además, las y los repartidores arriesgan su vida en cada entrega. Diariamente se exponen a accidentes de tránsito, robos, discriminación y acoso. Los seguros de los que disponen los empleados en esas plataformas solo cubren lo mínimo que son golpes medios y raspaduras. 

En caso de que algún repartidor o repartidora sufriera un accidente y tuviera que ser hospitalizado, los gastos se cubren con una cooperación voluntaria: ante la indolencia de Rappi, Uber Eats y Didi Food, las y los repartidores se protegen entre ellos

Y por el otro lado se encuentra la situación de las compañías de delivery. De acuerdo con Statista Digital Market Outlook, empresa que llevó a cabo un estudio sobre los pedidos de comida en línea en América Latina, tan sólo en México estas tres empresas generarán ingresos de alrededor de dos mil 100 millones de dólares en 2021, lo que convierte al país en el segundo con mayor facturación por este servicio, sólo por debajo de Brasil, en el que se estiman ingresos por más de tres mil 100 millones de dólares.

Dichas apps tienen una modalidad de trabajo altamente precarizada en la que abunda la inestabilidad de los ingresos, la explotación, la ausencia de protección sociolaboral y al día de hoy, continúan actuando con completa impunidad. 

Stephanie Rojas nos platica al respecto.
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