Integrantes del colectivo «Ni Un Repartidor Menos» buscan visibilizar y acabar con las precarias condiciones laborales presentes en plataformas como Uber, Rappi y DiDi Food.
En México trabajadores de aplicaciones de delivery salen diariamente a las calles enfrentándose a una situación vulnerable debido a que ponen en riesgo su vida y no les son reconocidos sus derechos. Las y los repartidores no cuentan con seguridad social, se exponen a robos y accidentes de tránsito y algunos sufren violencia, discriminación y acoso.
La emergencia sanitaria ocasionada por el virus COVID-19 no solo visibilizó el trabajo de los empleados de estas aplicaciones, sino también las terribles condiciones sociolaborales a las que se enfrentan día con día.
Información consultada indica que durante los últimos meses han muerto más de 40 repartidores de plataformas como Uber Eats, Rappi o DiDi solo en la capital del país, y nueve de cada 10 mujeres han sufrido acoso y violencia sexual.
Ante este escenario de violencia y precariedad laboral, y luego de la muerte de José Manuel Matías, repartidor que perdió la vida tras ser atropellado por un tráiler mientras entregaba un pedido en su primer día de trabajo, las y los empleados de las apps de delivery se organizaron y fundaron el colectivo “Ni Un Repartidor Menos”.
Después de tres años de haber nacido, el colectivo ha ampliado el horizonte de su lucha. Sus integrantes buscan visibilizar y acabar con las precarias condiciones laborales presentes en plataformas como Uber, Rappi y DiDi Food, poner un alto contundente a la violencia y el acoso por parte de los clientes y tener una movilidad segura.
Además, pugnan para que sean nombrados y reconocidos por el Estado, pues solo así las aplicaciones para las que trabajan se verán obligadas a tomar responsabilidad de sus empleados y se les podrá otorgar un seguro médico y las prestaciones laborales que la ley establece.
Por otro lado, buscan concientizar a la ciudadanía sobre la cultura responsable para que las y los repartidores puedan desplazarse seguros durante sus trayectos.
Respecto a la situación de las repartidoras, el colectivo se ha pronunciado en contra del acoso sexual y asegura que cientos de mujeres han sufrido violencia de género, acoso y hasta secuestro.
“Ni Un Repartidor Menos” apuesta por un ejercicio responsable y participativo de la ciudadanía, sus miembros luchan por el reconocimiento y cumplimiento de sus derechos como trabajadores y por la seguridad para desplazarse sin tener que temer por sus vidas.
“Nos han llamado héroes; no queremos serlo ni ser tratados como tales. Lo que sí queremos y merecemos es que se nos reconozcan y nos otorguen el mínimo de derechos y seguridad que nos permitan salir a rodar y trabajar en mejores condiciones”.