Bartlett aseveró que la reforma energética de Peña fue contraria a los intereses nacionales, pues entregó el patrimonio a “intereses extranjeros”.
La reforma eléctrica de la Cuarta Transformación no busca expropiar las empresas privadas ni crear un monopolio estatal, sino establecer una regulación que impida la desaparición de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y evite que el capital privado se apodere del mercado eléctrico nacional.
Así lo señaló Manuel Bartlett en entrevista con La Jornada, quien además destacó que el valor del mercado eléctrico de México es de 6.4 billones de pesos, equivalentes a 315 mil millones de dólares.
Bartlett refirió que más de dos terceras partes de las centrales eléctricas de los privados fueron financiadas por la banca de desarrollo y las AFORE, es decir, con los ahorros del pueblo mexicano.
En este sentido, declaró que el valor de la CFE está por encima del costo del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), ya que es de electricidad y combustibles, con una tasación de 377 mil millones de dólares.
“No resulta lógico que una empresa del pueblo de México, con 84 años de inversiones en el SEN y un valor de mercado mayor a este sistema, quede relegada a final del sexenio a menos de 20% de la generación y se encamine a su desaparición”, puntualizó.
Por otro lado, indicó que la reforma energética de Enrique Peña Nieto fue contraria a los intereses nacionales, pues “entregó el patrimonio energético a intereses extranjeros”, y su objetivo fue desmantelar el SEN que “costó décadas levantar”.
“Si se mantiene la reforma peñista, sus consecuencias serán dramáticas: la desaparición de CFE, la empresa más grande del país. Sin electricidad, el desarrollo y la vida social son imposibles. Esa energía es cada vez más importante, incluso más que el petróleo. La reforma de Peña Nieto es un peligro para la nación”, aseveró.