Durante la pandemia, ricos latinoamericanos incrementaron su riqueza un 52%

Oxfam señala que durante la pandemia por COVID-19 fue más notable la desigualdad económica; por esto, sus autoridades aseguran que uno de los caminos para solucionar la crisis, es gravar los grandes capitales. 

De acuerdo con un reporte de la confederación Oxfam, la riqueza de los millonarios en América Latina aumentó en 52% desde el inicio de la pandemia por COVID-19, mientras que los pobres han estado más expuestos a las muertes por el virus SARS-CoV-2. 

En el informe ‘La desigualdades matan’, se detalla que entre marzo del 2020 y noviembre de 2021, la riqueza de los más acaudalados en América Latina y el Caribe aumentó en 97 mil millones de dólares, lo que representa un 52%.

Además, los bancos centrales han inyectado miles de millones de dólares en los mercados financieros para salvar la economía, pero una gran parte ha acabado en los bolsillos de los multimillonarios que se han aprovechado del auge de los mercados bursátiles, señala el estudio.

“Definitivamente la pandemia ha sido una oportunidad de bonanza para las personas más ricas de la región”, aseguró la directora de programas para Oxfam en Latinoamérica y el Caribe, Gloria García.

Bajo este contexto, para Oxfam, uno de los caminos uno de los caminos para solucionar la crisis que atraviesa el mundo por la pandemia es gravar los grandes capitales con una especie de “impuesto solidario”.

Ese impuesto sobre el capital sería suficiente para pagar las vacunas para todo el mundo, robustecer los sistemas de salud y para desarrollar acciones de protección y mitigación contra el cambio climático en las zonas más afectadas del planeta, se indica. 

¿Cómo ayudaría un impuesto a las grandes fortunas?

Cabe señalar que el impuesto a las grandes fortunas hace más justo el sistema fiscal, fortalece la capacidad de gasto del Estado —sobre todo en tiempos de crisis— y estimula el crecimiento económico a corto plazo teniendo efectos sociales positivos al reducir la desigualdad. 

Esta iniciativa ha comenzado a resonar en los países desarrollados. Por mencionar un ejemplo, en diciembre del año pasado, el presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, aprobó una serie de medidas para recuperar la economía del país en el marco de la pandemia del coronavirus. Entre ellas, avaló el impuesto a las grandes riquezas. 

Otro de los países que se ha sumado a esta medida es Argentina. En diciembre de 2020, el Senado aprobó la ley de Solidaridad y Aporte Extraordinario de las Grandes Fortunas, un impuesto único destinado a ayudar a cubrir los costos de la crisis por COVID-19. 

En México, el legislador del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Alfonso Ramírez Cuéllar, propuso un impuesto a las grandes fortunas para colaborar en el fortalecimiento financiero de modo que sea posible ayudar a enfrentar los estragos de la pandemia. 

En medio de la crisis sanitaria que aqueja al mundo, gravar las fortunas de las personas más acaudaladas podría ser una alternativa para las naciones que están luchando por conseguir recursos para destinarlos a paliar los efectos de la pandemia por el coronavirus.

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