Decirle sus verdades al imperio

En el debut del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ante el Consejo de Seguridad de la ONU, la frase que se quedará impregnada en la historia es la siguiente: “El principal problema del planeta es la corrupción”.

Por: Carlos Portillo

La ONU, que no sirve de mucho a la hora de garantizar, en la praxis, un trato respetuoso e igualitario entre las naciones, ha prestado en diversas ocasiones por lo menos el micrófono, ya sea en Asamblea General o Consejo de Seguridad, para que se digan un par de verdades a los imperios del mundo y a los poderosos.

En la historia se han quedado citas y pronunciamientos emblemáticos como el “huele a azufre” de Hugo Chávez, refiriéndose a George W. Bush, y la declaración de guerra contra la pobreza de Lula da Silva.

También, en el escaparate de la memoria está el “¿Para qué sirven las Naciones Unidas? ¿Para qué sirve el mundo?”, de Fidel Castro, y la imagen de Evo Morales sosteniendo la ancestral hoja de coca para defender su uso tradicional y sus virtudes medicinales y nutritivas.

Por su parte, Néstor Kirchner expuso en la 58° Asamblea General de la ONU, realizada en septiembre de 2003: “Somos los hijos de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, y por ello insistimos en apoyar en forma permanente el fortalecimiento del sistema de protección de los derechos humanos y el juzgamiento y condena de quienes lo violen”.

Después, en 2009, Cristina Fernández de Kirchner denunciaría el corte de luz eléctrica a la embajada argentina en Tegucigalpa, Honduras, en el marco del golpe de Estado contra Manuel Zelaya.

“Debo decirles, como latinoamericana, que ni en Chile, durante la dictadura del general Pinochet; ni en Argentina, durante la dictadura del general Jorge Rafael Videla —tal vez las dos dictaduras más cruentas de la América Latina—, hubo un comportamiento similar con embajadas que activamente trabajaban en el asilo de los refugiados”, expresó en su momento. 

Ahora, en el debut del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ante el Consejo de Seguridad de la ONU, la frase que se quedará impregnada en la historia es la siguiente: “El principal problema del planeta es la corrupción”.

El tabasqueño parafraseó a Roosevelt, habló de la frivolidad y opulencia de las élites mundiales, del modelo neoliberal “que socializa pérdidas, privatiza ganancias y alienta el saqueo de los recursos naturales y de los bienes de los pueblos y naciones”. 

Denunció, además, la corrupción enquistada en el ámbito de la justicia y los tribunales, la que se esconde en paraísos fiscales y la que se disfraza mediante fondos buitres.

“Sería hipócrita ignorar que el principal problema del planeta es la corrupción, en todas sus dimensiones: la política, la moral, la económica, la legal, la fiscal, la financiera. Sería insensato omitir que la corrupción es la causa principal de la desigualdad, de la pobreza, de la frustración, de la violencia, de la liberación y de graves conflictos sociales”, aseveró.

Habló de “lo que es de todos” y de “lo que no debe tener dueño”, condenó la desigualdad mundial en el tema de la distribución de vacunas contra COVID-19 y señaló a la marginación como la principal culpable de la violencia y el fenómeno migratorio, para cerrar con el anuncio de un Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar, que será propuesto a la Asamblea General de la ONU en próximos días.

De esta manera, López Obrador se suma a la lista de presidentes que han ido a Nueva York a decir verdades y hacer historia, se equipara con quienes han construido un legado de dignidad, soberanía, memoria y antiimperialismo en los espacios de resonancia internacional.

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