Para comenzar esta columna, me preguntaba si la Inteligencia Artificial (IA) ha estado desplazando a trabajadores de sus labores en los rubros más demandantes de la economía mexicana. Sin embargo, existe poca evidencia de una disminución en la demanda laboral atribuible a la IA, lo cual se debe a que su utilización aún es limitada. No obstante, no podemos pasar por alto que la tecnología está evolucionando rápidamente, incluidos los avances recientes en IA generativa, como el uso de herramientas como ChatGPT y sus derivaciones.
Actualmente, lo que se observa en nuestro país es que la IA complementa, más que sustituir, las habilidades de los trabajadores en ocupaciones que requieren la integración de tecnología y automatización. Es probable que los trabajadores que utilizan estas herramientas se beneficien más de ellas, y los resultados tienden a ser mejores cuando han recibido capacitación para trabajar con esta tecnología.
De acuerdo con estudios de la Universidad de Pensilvania, publicados en 2023, alrededor del 19% de los empleos en Estados Unidos tendrán al menos el 50% de sus tareas afectadas por la introducción de Large Language Models (LLM), un tipo de IA capaz de generar texto, traducir idiomas, escribir contenido creativo y responder preguntas de manera informativa.
En México, sin embargo, este impacto aún no se ha manifestado de forma avasalladora. Esto puede explicarse por la falta de datos confiables y por el hecho de que nuestra economía se basa, en gran medida, en la mano de obra tecnificada, más que en trabajos altamente calificados. No obstante, el surgimiento de herramientas como ChatGPT ha abierto un debate sobre el posible impacto de la IA en entornos laborales altamente especializados, aunque estos representen un porcentaje reducido del total.
Visto de manera sencilla, las personas que utilicen estas herramientas a su favor podrán desarrollar habilidades digitales y de resolución de problemas más eficientes, lo que dificultará su reemplazo por tecnologías automatizadas.
En la República Mexicana, al menos el 31% de las empresas ya han implementado activamente IA, según el estudio Global AI Adoption Index 2022. Esta tendencia ha motivado a muchas empresas a capacitar a sus profesionales, así como a reentrenar a su personal para que puedan trabajar en conjunto con nuevas herramientas, software de automatización e inteligencia artificial.
Como todo cambio, la adopción de IA en las empresas no está exenta de desafíos. Puede implicar riesgos para la seguridad en el empleo, reducir la equidad laboral, violar derechos de protección de datos personales y generar nuevas formas de discriminación. Por ello, México deberá actualizar su legislación laboral para adaptarse a esta nueva realidad, garantizando procesos justos de toma de decisiones, así como programas de capacitación y redes de protección social más sólidas que las existentes. Considero fundamental que, para mitigar los posibles efectos negativos del uso de la IA, se trabaje de manera coordinada entre el gobierno, las empresas, los sindicatos, los centros de investigación, la sociedad civil y las instituciones académicas.
Un ejemplo a considerar es el de Canadá, que actualmente promueve la implantación de estándares de soft law, es decir, normas no vinculantes o códigos de conducta que, mediante su repetición en la práctica, pueden propiciar reformas laborales indicativas y resoluciones jurisprudenciales para abordar este tema.
En conclusión, aunque aún es prematuro observar los efectos profundos de la IA en el entorno laboral mexicano, es un momento oportuno para comenzar a legislar sobre el uso de programas automatizados, proteger los datos personales y, eventualmente, salvaguardar los derechos de los trabajadores, especialmente en aquellos sectores que requieren conocimiento especializado. Debemos cuidar el futuro de los espacios laborales para evitar que, con la adopción de IA en los procesos de producción, se pierdan empleos desempeñados por personas, favoreciendo así el enriquecimiento de los empleadores a costa de los derechos laborales.
Asimismo, la capacitación continua en el uso y acceso a la tecnología ya no es una opción, sino una necesidad para competir en un mercado laboral que demanda habilidades, destrezas y conocimientos en metadatos e informática.
Por último, será necesario reconfigurar los derechos fundamentales de los trabajadores en estas nuevas formas de empleo, incluyendo el reconocimiento de condiciones económicas y de protección social que contemplen la capacitación laboral, el seguro de desempleo, el acceso a educación especializada, el fortalecimiento de los sindicatos dentro de las empresas y todos aquellos derechos que contribuyan a reducir la inequidad generada por el uso de IA en los procesos laborales.