Murió el Papa Francisco, el pontífice latinoamericano que pidió perdón a México y desafió al neoliberalismo

La popularidad del Papa fue insuficiente para revertir la pérdida de fieles católicos, donde también persistieron los escándalos de abusos sexuales dentro de la Iglesia.

Jorge Mario Bergoglio, conocido como el Papa Francisco, falleció este lunes a los 88 años. Primer pontífice latinoamericano, jesuita y profundamente marcado por su formación peronista, será recordado como una de las figuras más progresistas que ha ocupado el Vaticano en tiempos modernos.

Francisco no solo llevó una visión más humana y cercana a los pueblos olvidados dentro de la Iglesia, también desafió abiertamente las lógicas del neoliberalismo, defendió el derecho a migrar, el cuidado del planeta y los derechos de las minorías. Su postura, poco común en los altos círculos eclesiásticos, le valió reconocimiento en múltiples frentes sociales y políticos.

Sin embargo, Francisco también mantuvo posturas tradicionales de la Iglesia en temas sociales como el aborto, a diferencia de los importantes cambios registrados en algunos países latinoamericanos sobre esas cuestiones.

Para el presidente López Obrador, Francisco fue «el dirigente político más importante del mundo». En múltiples ocasiones reconoció su liderazgo moral y su defensa de los más pobres. Durante el evento conmemorativo por los 200 años de la Independencia, el mandatario lo calificó como un “verdadero católico y defensor de los pobres”.

Sin embargo, en octubre de 2020, López Obrador envió una carta al papa en la que señaló lo oportuno de pedir perdón por aquellas «oprobiosas atrocidades» que padecieron los pueblos originarios, los saqueos de sus bienes y sus tierras y su sometimiento cultural y religioso.

En 2021, en el marco de los festejos por el Bicentenario de la Independencia de México, López Obrador leyó una carta en la que el Vaticano —por primera vez de forma explícita— pidió perdón por los crímenes cometidos por la Iglesia católica en México durante la Conquista. “Tanto mis antecesores como yo mismo hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización”, escribió entonces.

Además, en la misiva, abordó el tema de los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia, en especial por los Legionarios de Cristo, quienes en un informe admitieron que al menos 175 menores fueron abusados entre 1941 y 2019, 60 de ellos por Marcial Maciel, fundador de esa congregación y símbolo del encubrimiento eclesiástico.

Francisco dijo que no evocó esos «dolores» para quedarse en el pasado, sino para «aprender de ellos y seguir dando pasos en vistas a sanar las heridas, a cultivar un diálogo abierto y respetuoso».

Sin duda, la muerte del Papa Francisco marca el fin de una era en la Iglesia católica. Una era que, aunque con contradicciones y resistencias internas, abrió camino a una visión más comprometida con los pueblos indígenas y de América Latina, la justicia y la memoria.

Cabe destacar que la popularidad del Papa fue insuficiente para revertir la pérdida de fieles católicos, donde también persistieron los escándalos de abusos sexuales dentro de la Iglesia.

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