Por: Pablo Cervantes Méndez
Cuatro años después del triunfo electoral de nuestro hoy presidente Andrés Manuel Lopez Obrador, se da el arranque oficial a las operaciones de uno de los proyectos más ambiciosos de la actual administración: Dos Bocas, la polémica refinería que se apostó, no sería concluida. Hoy Dos Bocas, «calla bocas».
Se calla a las voces que vociferantes, negaban la capacidad de construir una refinería en nuestro país, acostumbrados a concebir que las bardas multimillonarias son refinerías; dubitativos ante la posibilidad de que infraestructura como la que se ha construido se pudiera tener en México; apostadores a que lo que se ve en imágenes por todas las redes sociales no es solo una maqueta, no es un espejismo, no es una caja vacía, se calla la boca a quienes ya estaban acostumbrados a que las obras gubernamentales sean solo de relumbrón y elefantes blancos.
Se calla también, a un sector político «amigo» que solo apuesta a recargarse en el Presidente. Muchas y muchos secretarios, subsecretarios y directores de muchas dependencias y unidades administrativas reciben hoy un fuerte jalón de orejas frente a la ausencia de resultados que se han anunciado y no se han logrado.
Esta llamada de atención puede derivar en el reconocimiento a todas y todos los involucrados en cumplir las promesas de campaña transformadas en instrucciones presidenciales que hoy son espacios tangibles, y también en el ajuste necesario para que todas aquellas personas responsables de los proyectos aún pendientes, se pongan «las pilas» y dejen de esperar que sea el Presidente el que haga el trabajo que él les ha encomendado.
Seguro estoy de que los sectores críticos de la sociedad —que en general se aglutinan en «las derechas» pero que también incluye a personas que legítimamente discrepan del actuar del Gobierno de Mexico—, no dejarán de señalar que esta es una solución de medio plazo, que no es lo esperado en materia de sustentabilidad, que a futuro saldrá «más caro el caldo que las albóndigas». Dos Bocas no resuelve toda la vida política de México pero al menos demuestra que este país aún tiene mucho que dar.