Victoria animalista en la CDMX: reconocen a los animales comunitarios como parte del tejido vecinal

La Ciudad de México ha dado un paso histórico en materia de bienestar animal al reconocer legalmente a los animales comunitarios, es decir, perros y gatos que viven en calles, parques o espacios públicos, y que son cuidados colectivamente por vecinas y vecinos. Con esta reforma a la Ley de Protección y Bienestar de los Animales, publicada en la Gaceta Oficial el pasado 2 de mayo, queda prohibido retirarlos o enviarlos a centros de control canino, siempre que estén identificados y bajo cuidado comunitario.

Este avance garantiza que estos animales puedan permanecer en su entorno, rompiendo con la lógica punitiva que permitía su retiro e incluso sacrificio, aun cuando eran alimentados y atendidos por la comunidad.

La reforma, impulsada por el diputado Manuel Talayero (PVEM) y respaldada por la Agencia de Atención Animal y organizaciones como Humane World for Animals México, incorpora por primera vez la definición de animal comunitario: un perro o gato que, aunque no vive en un hogar particular, es aceptado, alimentado y protegido por un grupo de personas en su colonia.

Se establece además que deberán portar collares o pecheras de identificación con los datos de al menos una persona responsable, y que las y los benefactores tendrán obligaciones básicas como brindarles alimento, esterilización y condiciones adecuadas de salud y entorno.

“El cuidado de los animales no solo ocurre en casas, también en las calles. Esta reforma muestra que la compasión puede cambiar las leyes”, afirmó Claudia Edwards, integrante de Humane World for Animals México.

La nueva ley también prohíbe el uso de métodos de maltrato animal en escuelas de adiestramiento, obligándolas a emplear técnicas respetuosas y adecuadas que garanticen el bienestar de los animales, según lo establece el artículo 35.

Con la modificación al artículo 73, la Agencia de Atención Animal queda facultada para diseñar e implementar políticas públicas en favor de los animales comunitarios, promoviendo una cultura de tutela responsable, esterilización y cuidado colectivo.

En una ciudad donde miles de perros y gatos conviven con sus comunidades sin tener un hogar formal, esta reforma visibiliza la realidad y dignifica su existencia, transformando la ley en una herramienta de empatía, justicia y convivencia armónica.

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