Al término de su gobierno, Zedillo empezó a trabajar para una de las empresas que se beneficiaron con la privatización de los ferrocarriles: Union Pacific, miembro de Ferromex, fenómeno que se conoce en algunos países como «puertas giratorias».
En vísperas de la consulta popular para someter a juicio a cinco expresidentes del periodo neoliberal —Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto— y como un acto de democracia participativa, el próximo 1 de agosto la ciudadanía decidirá si los políticos que gobernaron nuestro país por 30 años, hundiendo a México en la violencia, desigualdad e injusticia, podrán enfrentar una condena por sus delitos.
En esta entrega toca el turno a Ernesto Zedillo Ponce de León, quien fue presidente de México por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante el periodo 1994-2000. Su presidencia estuvo marcada por una de las crisis económicas más severas del siglo, con graves repercusiones internacionales, además del multimillonario robo del Fobaproa, la privatización del sistema ferroviario y los vínculos —tanto Zedillo como de su familia— con el narcotráfico.
«Error de diciembre»
A unos días de haber iniciado el gobierno de Zedillo, México se enfrentó a un colapso financiero que hundió a millones de mexicanas y mexicanos en la pobreza y el desempleo. Un creciente déficit en la cuenta corriente, el debilitamiento de las reservas internacionales y un aumento del ahorro externo fueron algunos de los factores que causaron una estrepitosa devaluación del peso, así como salida de capitales, quiebra de bancos y el derrumbe del Producto Interno Bruto (PIB).
Zedillo culpó a Salinas de Gortari por haber dejado la economía del país con graves distorsiones y, este último, a su vez, culpó al entonces mandatario por el proceder de su administración. Sin embargo, lo cierto es que las repercusiones sociales que tuvo lo que internacionalmente se conoció como «Efecto Tequila», fueron incalculables.
Todos los sectores del país sufrieron la crisis: se produjeron despidos masivos, familias mexicanas perdieron su patrimonio, la gente quedó endeudada, se agudizó la pobreza e imperó un ambiente de incertidumbre.
Fobaproa: al rescate de los ricos
Más de 50 años deberán pasar para que el pueblo mexicano pueda saldar un adeudo que no le corresponde y que se generó hace más de dos décadas. El Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) se creó en el 90 y fue diseñado para funcionar como “un seguro para los depósitos bancarios de los ahorradores”.
Tras la crisis económica del 94, Zedillo lo ocupó para devolverle solvencia a los bancos y, de esta forma, proteger el ahorro de los clientes que eran precisamente otros bancos —algunos de ellos involucrados en casos de fraude, evasión fiscal y malas prácticas bancarias—, además de fondos de inversión. Fue tal la insolvencia de los bancos que el Fobaproa absorbió su cartera vencida hasta acumular una deuda millonaria que, en el 98, Zedillo convirtió en deuda pública.
Cabe mencionar que, hasta el día de hoy, el pueblo de México continúa pagando con sus impuestos la deuda de los más ricos, a quienes se les «rescató» con el dinero del Fobaproa, a costa de la gente.
Remate de ferrocarriles
El patrimonio industrial, histórico y cultural que fueron los ferrocarriles nacionales de México se privatizó en solo dos años, durante el gobierno de Zedillo. Su administración otorgó concesiones de entre 20 y 50 años al Grupo México Transportes (Ferromex), Grupo Acerero del Norte, Peñoles, Medios de Comunicación y Transporte de Tijuana y Grupo Triturados Basálticos (Tribasa).
Además, por la indignante cantidad de mil 400 millones de dólares, vendió el sistema a Transportación Ferroviaria Mexicana (TFM), asociada con la estadounidense Kansas City Southern Industries.
Después de este proceso, el sistema ferroviario se dedicó únicamente a transportar materias primas, se abandonó el transporte de personal y diversas regiones en el interior del país quedaron incomunicadas.
Casualmente, al término de su gobierno, Zedillo empezó a trabajar para una de las empresas que se beneficiaron con la privatización: Union Pacific, miembro de Ferromex, fenómeno que se conoce en algunos países como «puertas giratorias», lo cual revela los acuerdos por debajo de la mesa entre el poder político y el poder económico.
Narcotráfico
Jesús Gutiérrez Rebollo, quien fuera director del Instituto Nacional de Combate contra las Drogas (INCD), intervino teléfonos de diversos integrantes del Cártel de Colima, conocidos como «los reyes de las metanfetaminas». En dichas grabaciones, se encontraron conversaciones de narcotraficantes con miembros de la familia de Zedillo, lo cual confirmó los nexos de la esposa, cuñados y suegro del entonces mandatario con el ya nombrado grupo criminal.
Aunado a esto, durante el juicio contra Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera en Nueva York, Vicente Zambada Niebla, alias “El Vicentillo”, aseguró que durante el sexenio de Zedillo comenzó la protección del Cártel de Sinaloa desde el más alto nivel y refirió que tuvo encuentros con el cuerpo de élite militar que se encargaba de proteger al presidente, al gabinete y a sus familias.
Cabe recordar que, en la administración del priísta, el Cártel de Juárez liderado en ese entonces por Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, tuvo su auge criminal y comenzó a consolidarse lo que hoy es la organización de drogas más grande del mundo: el Cártel de Sinaloa.